VALORES DE ORIS (II)
VALORES DE ORIS (II)
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/1"][vc_column_text]Oris está fundamentada en 6 valores sólidos que representan en mayor o menor medida, un beneficio para todo aquel que posee un reloj Oris. Utilizando la terminología actual en medios digitales que universalmente define las características, estaríamos hablando del perfil de la marca. Así que, todos los relojes se producen con la mirada puesta en estos valores:
- Su larga tradición
- La etiqueta de calidad Swiss Made
- El valor auténtico o genuino
- Exclusiva relojería mecánica
- La continua y necesaria innovación
- La independencia
Enriquece tus conocimientos acerca de Oris y compártelos con aquellos que aprecian el valor de lo genuino, por encima de valores más efímeros.
Swiss Made
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/1"][vc_column_text]Es frecuente asociar la imagen de Suiza con un alto nivel en general, debido en parte al sólido desarrollo de distintos sectores industriales que gozan de un notable prestigio internacional y que generan un elevado nivel de vida.
Empresas farmacéuticas, de seguros, de transportes, así como consultoras y actividades financieras son sectores de gran prosperidad. Además, los sectores de la relojería, la mecánica, la electrónica, tecnología médica y química son reconocidos por su calidad e innovaciones.
En todo el mundo, la reputación de los relojes suizos no tiene rival. Conocimientos técnicos, calidad impecable, destreza estética, innovación técnica: la indicación de origen suizo refleja todo esto y mucho más. Estas características combinadas con marcas de renombre, garantizan la mejor opción para el consumidor en busca de un reloj de alto valor.
No obstante, la etiqueta Swiss Made necesita protección. En primer lugar, porque es la única referencia verdadera en el mundo de la relojería, pero también porque está en juego la satisfacción del cliente. Por este motivo la etiqueta suiza se basa no solo en un valor intrínseco considerable, sino también en criterios definidos por la ley. En la actualidad, una ordenanza federal determina las condiciones que estipulan si un reloj puede exhibir esta etiqueta.
Oris siempre se ha esforzado por producir sus relojes con la mayor calidad y respetando todas las normas que otorguen a sus productos la consabida denominación. De hecho, entre los años 1934 y 1966 en los que estuvo en vigor el Swiss Watch Statute, la ley suiza pretendía controlar la máxima calidad, discriminando algunas empresas no autorizadas a integrar nueva tecnología, entre ellas Oris. Pero ello no impidió que Oris redoblara su ingenio consiguiendo una mayor especialización en los mecanismos con escapes de palanca o Roskopf.
En 1938, la compañía presenta su primer escape, iniciando un período de innovación de movimientos que llevaría la tecnología de palanca al límite. Oris recluta a los más diestros relojeros de Suiza, muchos de ellos mujeres, y para mediados de los años 40 había ganado el primero de los más de 200 premios de precisión del Bureau Officiel de Contrôle de la Marche des Montres de Le Locle, todos ellos por movimientos de palanca.
Durante los años que duró la Segunda Guerra Mundial, Oris crea un despertador con 8 días de reserva de marcha, que pronto dará mayor prestigio y reconocimiento a la firma. Pocos años después y aún con el Estatuto en vigor en 1952, se presenta el primer mecanismo automático de Oris de 36 h de reserva de marcha y gran precisión, que disponía de indicación de la reserva de marcha en la esfera.
Para luchar contra el “Estatuto” Oris contrata en 1956 al joven abogado Dr. Rolf Portmann, quien aún continúa como Presidente de Honor en la actualidad, y diez años después consigue sus frutos al obtener la revocación de esta Ley.
Sólo dos años después, en 1968, el primer éxito de Oris queda patente en el calibre 652, que llevaba un escape de palanca superior y obtuvo la certificación de cronometría.
En la actualidad, los medios de producción se han modernizado exponencialmente, gracias a los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas, así como los instrumentos para realizar los distintos controles de calidad, precisión y eficiencia. Como ejemplo, la robótica permite fabricar con unos volúmenes y niveles de tolerancia muy diferentes, y por otro lado los avances en tecnologías electrónicas permiten controles por medios ópticos mucho más ajustados y precisos.
Existen diversos certificados y normas (como las normas DIN) que garantizan unos productos realizados con especificaciones muy claras sobre los materiales utilizados, las denominaciones empleadas o los acabados disponibles. No ya únicamente en Suiza sino a nivel global. Todo ello contribuye a mantener y mejorar las técnicas y buenas prácticas que se han aplicado en la fabricación de relojes suizos y responder a las exigencias de la Ley que regula los requisitos que debe cumplir un buen reloj para ostentar y exhibir la denominación Swiss Made.
Según la Federación de la Relojería Suiza “FH”, en 2007 comenzó un proceso para fortalecer la etiqueta suiza en la industria relojera. Esta iniciativa tiene básicamente tres objetivos: Garantizar la credibilidad y el valor de la indicación geográfica a largo plazo. Garantizar la satisfacción de los consumidores que, al comprar un reloj fabricado en Suiza, esperan que corresponda a la calidad y la reputación de la tradición relojera suiza y, por lo tanto, se fabrique en Suiza e incorpore un alto valor agregado de origen suizo. Hacer la ley más específica, para frenar de manera más efectiva los abusos.
El principal cambio introducido consiste en especificar un criterio de valor mínimo para el reloj, en lugar de solo el movimiento. Para ser marcado Swiss Made, un reloj debe cumplir con el requisito de un mínimo del 60% del valor suizo. Los requisitos previos, como la incorporación de un movimiento suizo, el encajado y la inspección final en Suiza, siguen vigentes. Sin embargo, la definición del movimiento suizo adopta una tasa mínima de valor suizo del 60% (a diferencia del 50% anterior). Se agregan nuevos criterios al cálculo del valor suizo, como los costos de investigación y desarrollo y certificación.
La nueva ordenanza suiza entró en vigor el 1 de enero de 2017.